No siento nada...

Vida triste aquella,
pues lo claro percibo y
lo oscuro intuyo,
penas y alegrías,
no son dignas de mi ser,
pues nacido sin sentimientos,
tratado sin querer,
oculto se halla esa respuesta,
que todos desean,
pero, ¿es un elogio ser su portador?,
si tan amargo deja,
tan vacío suscita mi corazón,
tan mezquina es mi vida,
que todo tengo, todo se,
pero no entiendo,
el simple hecho de amar,
suerte, aquel.

Primavera liberal

Dulce sol rayante,
flores dejaron marchar,
tu ya no volverás,
tu ya no volverás.

Lágrimas ardientes,
vuelos olvidaron,
tu ya no volverás,
tu ya no volverás.

Sombras lúcidas
delimitan lo irreal,
tu ya no volverás, 
tu ya no volverás.

Esputo olvidado,
relación fatal,
déjame marchar,
déjame ya.

Deprime la soledad, pero deprime aún mas estar acompañado y sentirse solo.

Ojos fuertes, labios desgarrados,
cara sangrante y mi alma hecha harapos;
pues siempre lo quise y nunca lo tuve,
para con su alma tanto dolor sembré y yo tanto sufro,
que hasta sin piel,
el dolor sentido supera los momentos que estuve,
alma con alma, siempre a su vera.
Eso no es pues lo mas importante,
sino cuando, como y donde te viere yo,
si escondido estas,
esperas y esperas pero mi cielo perdido esta,
sin rumbo y sin razón,
veo el ajedrez moverse sin sentido ni temor, mas,
¡¿yo, por qué no?! ¿yo, por qué no?
soy espejo del mundo pero, ¿parezco tan distinto?
o es acaso el miedo a no encontrar amor.
Es en el ocaso de la flor acaso,
cuando hallare mi respuesta,
en la oscuridad y con valentía yo aceptare
mi futuro y mi presente, mi pasado y mi ser,
dime si es ese día, en el que lo consiga,
dime pues, tal cosa si así se haría,
mas pienso yo lo inútil que resultaría,
yo lo creo, así sería.
Si fácil fuera, reto para una vida emocionante no sería,
pero a alguien le tenía que tocar,
pues yo soy esclavo de pecados,
ami debería pasar, los males que poco ansían,
las tumbas de este prado en el que con mi alma me hallo,
postrado bajo la cruz y atado,
por siempre, aquí me hallo,
por siempre, tumbado,
jamás, a tu lado.

Escritas en sangre

Silencio aguarda,
tras la sombra de valores,
pues hambrientos de sangre y muerte,
anhelan libertad,
mas causan furor y estragos sobre capa,
que con su costrosa seda,
les da cobijo de bestias deseosas de una gota
de la que extraer más y más;
pero siendo la presa más grandiosa que la bestia,
aparenta dulce rocío sobre sus luces,
que buscan amparo en más débiles
solo un instante antes pues del terror que afinaría el momento,
dispone del divino,
que sin más niega,
llevando así la locura a la locura